Los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) discutían este martes formas de acelerar las entregas de armas y municiones a Ucrania, y analizar el pedido ucraniano de aviones caza para resistir a la ofensiva de Rusia.
Al llegar para una reunión del Grupo de Contacto sobre Ucrania (conocido como ‘Grupo Ramstein‘), el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que es «prioridad» ofrecer a los ucranianos medios para que puedan seguir defendiéndose.
«La prioridad, la urgencia, es abastecer a los ucranianos de las armas que les hemos prometido para mantener su capacidad de defensa», dijo Stoltenberg en la sede de la OTAN, al llegar para la reunión.
Por su parte, el secretario estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, dijo que el bloque proporcionará «a los ucranianos los medios para resistir y avanzar» en una contraofensiva en la primera boreal.
Sin embargo, el alto funcionario estadounidense insistió en la artillería, la defensa antiaérea y móviles blindados pero no mencionó los aviones de combate en el suministro de armas.
Todas las decisiones sobre el suministro de armas a Ucrania se toman en este grupo, constituido y presidido por Estados Unidos y en el que participan una cincuentena de países.
«Los aviones de combate no son el tema más apremiante, pero hay un debate en curso», apuntó Stoltenberg.
En tanto, el ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, apuntó que «todos entienden que la cuestión de la defensa aérea y la cuestión del reabastecimiento de municiones son mucho más importantes en este momento que la discusión sobre los aviones de combate».
«El entrenamiento para volar lleva muchos meses», explicó.
El lunes, Stoltenberg admitió que Ucrania está actualmente utilizando una cantidad de municiones superior a la capacidad de la OTAN de producirlas, y advirtió que es necesario fortalecer los contratos con las industrias de armas.
Pistorius anunció que la industria alemana se aprestaba a fortalecer una línea de producción de municiones específicas para sistemas de defensa antiaérea Guepard.
«Los contratos ya fueron firmados con los fabricantes», dijo Pistorius.
De acuerdo con la prensa alemana, esos contratos permitirían la entrega de 300.000 municiones a Ucrania a partir de julio.
El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, presente en Bruselas, insistió en Twitter sobre la necesidad de asegurar reservas suficientes de municiones y el mantenimiento de equipos.
Discusión sensible
No obstante, Ucrania también pide acceso a aviones caza y misiles de largo alcance.
Pero el miedo a verse involucrados en un conflicto de alcance imprevisible sirve como un freno a muchos aliados.
«No se espera ninguna decisión este martes sobre los aviones de combate», aseguraron varias delegaciones. Para la ministra de Defensa de Países Bajos, Kajsa Ollongren, la discusión «tomará tiempo». Ucrania pidió a Países Bajos que le ceda aviones estadounidenses F-16.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, recibió en París la semana pasada a su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski, y luego de esa reunión que la prioridad debía ser estar en las entregas de las armas ya prometidas.
«Debemos dar prioridad a las entregas útiles que permitan a los ucranianos resistir y realizar operaciones, en lugar de compromisos que llegarán muy tarde».
Para los aliados europeos de la OTAN, el flujo de las municiones para el armamento suministrado a los ucranianos se tornó una prioridad problemática.
Para Stoltenberg, esta es una guerra de desgaste y una batalla logística».
En su visión, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, está «preparando una nueva ofensiva, nuevos ataques. Por lo tanto, debemos continuar brindando a Ucrania lo que necesita para ganar».
El hecho de que Ucrania esté utilizando más municiones de lo que la OTAN puede producir «está agotando nuestras reservas y poniendo bajo presión a nuestras industrias de defensa», admitió Stoltenberg.
En una cumbre de líderes europeos realizada la semana pasada en Bruselas, la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, sugirió que los países del bloque utilicen un mecanismo similar al montado para la compra de vacunas durante la pandemia de coronavirus, con gastos comunes.