Como mínimo 59 migrantes, entre ellos un bebé de pocos meses, murieron a raíz del naufragio de su embarcación frente a la costa italiana, no lejos de la ciudad de Crotone, en Calabria (sur), pocos días después de aprobarse una controvertida normativa de salvamento de migrantes en el mar.
«De momento, 80 personas fueron recuperadas con vida, algunas de ellas lograron alcanzar la orilla tras el naufragio, y se encontraron 43 cadáveres», informó un comunicado de los guardacostas.
«Decenas y decenas de muertos ahogados, incluidos niños, muchos desaparecidos. Calabria está en duelo por esta terrible tragedia», lamentó en un comunicado Roberto Occhiuto, presidente de la región calabresa.
Según los rescatistas, la embarcación transportaba unas 120 personas y chocó contra unas rocas a algunos metros de la orilla. Los bomberos señalan que había «más de 200 personas» a bordo.
En las imágenes difundidas por la policía italiana, se ve trozos de madera diseminados sobre la playa, donde acudieron los socorristas mientras los rescatados esperaban su traslado a un centro de acogida.
La jefa de gobierno, Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia (FDI, extrema derecha), expresó su «profundo dolor» en un comunicado y manifestó que era «criminal mandar a la mar a una embarcación de apenas 20 metros con 200 personas a bordo y con un mal pronóstico del tiempo».
«El gobierno está comprometido a impedir las salidas y este tipo de tragedias y seguirá haciéndolo al exigir antes de todo la mayor colaboración de los Estados de salida y de origen», aseguró.
El papa Francisco tampoco tardó en reaccionar, expresó su «dolor» y afirmó «rezar por cada uno de ellos, por los desaparecidos y para los otros migrantes que sobrevivieron».
El presidente de la República, Sergio Mattarella precisó que un «gran número de estos migrantes venía de Afganistán e Irán, huyendo de condiciones muy difíciles».
Este nuevo naufragio tiene lugar apenas unos días después de la adopción en el Parlamento italiano de unas controvertidas nuevas reglas sobre el rescate de migrantes impulsadas por el gobierno dominado por la extrema derecha.
«Inmigración clandestina»
Meloni llegó al poder en octubre con una coalición tras haber prometido que reduciría la inmigración llegada a Italia.
La nueva ley obliga a los barcos humanitarios a efectuar un solo rescate por salida al mar, lo que según los críticos aumenta el riesgo de muertes en el Mediterráneo central, considerado como la travesía más peligrosa del mundo para los migrantes.
Para el ministro italiano de Interior, Matteo Piantedosi, esta «tragedia (…) demuestra cómo es absolutamente necesario luchar firmemente contra las redes de inmigración clandestina».
La situación geográfica de Italia la convierte en un destino de elección para los demandantes de asilo que pasan del norte de África a Europa.
Roma se queja desde hace años del número de llegadas a su territorio. Según el Ministerio del Interior, cerca de 14.000 migrantes han llegado a Italia desde principios de año, frente a los 5.200 del mismo periodo el año pasado y 4.200 de 2021.
Aunque las oenegés tan solo rescatan a un pequeño porcentaje de ellos –la mayoría son interceptados por la guardia costera o por embarcaciones de la armada–, el gobierno las acusa de estimular las llegadas y de alentar a los traficantes con su labor.
«Las personas en el mar deben ser salvadas sea cual sea el coste, sin penalizar a quienes las ayudan», reaccionó el domingo en Twitter Carlo Calenda, exministro y líder del partido centrista Azione.
«Es inaceptable del punto de vista humano e incomprensible, ¿por qué estamos aquí asistiendo a tragedias que se pueden evitar?», reaccionó la oenegé Médicos Sin Fronteras (MSF) en Twitter.