La convocatoria a nuevas manifestaciones bolsonaristas en Brasil para «retomar el poder» de manos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva fracasó, con la seguridad policial reforzada y la expectativa de nuevas detenciones.
Tras la invasión de las sedes de los tres poderes el domingo en la capital brasileña, entre ellas el palacio de Planalto, Lula anunció este jueves en un desayuno con periodistas que «es hora de una revisión profunda» del equipo que trabaja en el edificio presidencial.
«Estoy convencido de que la puerta del Palacio de Planalto fue abierta para que las personas entraran, porque no hay puertas rotas», dijo el mandatario de izquierda. «Significa que alguien les facilitó la entrada aquí», agregó sobre el violento ingreso de los partidarios del ex presidente Jair Bolsonaro al edificio.
Las autoridades avanzan en las investigaciones para determinar quién organizó y cómo se financiaron los manifestantes que protagonizaron los violentos disturbios. Miran además si hubo fallas internas por parte de los responsables de resguardar las sedes de los poderes públicos.
Casi 2.000 personas fueron detenidas después de las manifestaciones del domingo, con 1.159 que permanecen recluidas tras ser interrogadas, de acuerdo con el último parte oficial.
El miércoles, el gobierno reforzó las medidas de seguridad, especialmente en Brasilia donde el acceso a la zona principal de edificios públicos fue cerrado, ante el anuncio en redes sociales de nuevas manifestaciones, que finalmente no se materializaron.
El Ejecutivo instaló barreras físicas para cercar la Explanada de los Ministerios, una larga extensión que concentra las sedes de las secretarías de Estado y que desemboca en el Congreso Nacional, el palacio presidencial de Planalto y el Supremo Tribunal Federal.
En la mañana del jueves el tránsito estaba restablecido, y la neurálgica área contaba con presencia moderada de seguridad.
La OEA condena las «acciones fascistas»
Los representantes de los 34 países miembros ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y su secretario general, Luis Almagro, coincidieron este miércoles en condenar de forma unánime las acciones «fascistas» en Brasil.
En una reunión extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA para estudiar los hechos ocurridos el domingo pasado en la nación suramericana, Almagro calificó de «fascista» y «golpista» la irrupción de miles de seguidores del expresidente brasileño Jair Bolsonaro en las sedes del Parlamento, el Tribunal Supremo y la Presidencia.
«La movilización fascista que invadió Brasil el domingo forma parte de un movimiento que está presente no solo en Brasil, está presente en otros países» de la región, aseguró el diplomático uruguayo en Washington.
Durante la sesión, convocada a petición de la Secretaría General de la OEA y nueve países, entre ellos Estados Unidos, Chile y Colombia, los 34 Estados miembros del organismo expresaron su rechazo al ataque del domingo.
Además de los embajadores, los observadores permanentes ante la OEA de los Gobiernos de España, Francia, Italia, Portugal, el Reino Unido y la Unión Europea (UE) intervinieron para expresar su repulsa, un hecho inusual durante las sesiones extraordinarias del organismo.