Lo que prometía ser un día lleno de risas y diversión en el festival anual Protea Fees de la escuela primaria Laerskool Protearif, Sudáfrica, se transformó en una escena de pánico. Una fuerte ráfaga de viento levantó un castillo inflable, que no estaba correctamente anclado, llevándose consigo a dos niños que jugaban en su interior.
El inflable ascendió a una altura de dos o tres pisos —unos 12 metros— antes de que los pequeños fueran expulsados, cayendo abruptamente al suelo frente a los ojos horrorizados de padres y asistentes.
Un momento de terror captado en video
El incidente, ocurrido durante un evento de recaudación de fondos al que asistieron más de mil personas, quedó registrado en un video que se volvió viral. Las imágenes, compartidas por un testigo con el medio The Citizen, muestran cómo el castillo inflable se eleva rápidamente, girando en el aire, mientras los gritos de los presentes llenan el ambiente. Dos niños, atrapados dentro, pierden el agarre y caen. Afortunadamente, un grupo de padres actuó con rapidez, formando una «alfombra humana» para amortiguar el impacto. A pesar de sus esfuerzos, los menores sufrieron lesiones graves: uno una fractura de cráneo y el otro un brazo roto.
«Fue aterrador. Todos gritaban, los niños lloraban. Nadie esperaba que algo así pasara», relató un testigo anónimo. El castillo, que finalmente aterrizó a unos 15 metros de su posición original, no estaba claro si tenía más niños dentro que lograron aferrarse durante el caos.
La seguridad en juego: ¿Un error evitable?
Melissa Vere Russel, de ABC Jumping Castles —una empresa no relacionada con el inflable del accidente—, explicó la importancia de anclar correctamente estas estructuras: «Un castillo inflable con techo o área cerrada actúa como un paracaídas si no está bien asegurado. El viento puede levantarlo fácilmente». Según expertos, los castillos inflables deben estar fijados al suelo con estacas o pesas adecuadas, un protocolo que, según testigos, no se habría seguido en este caso. «Miré el video varias veces y no parecía que el castillo estuviera atado al suelo de ninguna manera», afirmó un asistente.
Aunque no está claro si las cuerdas se rompieron o si el inflable nunca estuvo anclado, el incidente ha reavivado las alertas sobre la seguridad en este tipo de atracciones. Casos similares, como el trágico accidente de 2021 en Tasmania, donde seis niños murieron, o el de 2018 en Essex, Reino Unido, donde una niña falleció, subrayan los riesgos de una instalación deficiente. Entre 2000 y 2022, se han reportado 28 muertes y 484 heridos en incidentes con castillos inflables a nivel global, un tercio de ellos en China.
Respuesta de la Escuela y Estado de los Niños
La escuela Laerskool Protearif reaccionó rápidamente a través de un comunicado en su página de Facebook el mismo día del accidente: «Es con gran gratitud que los dos niños que estuvieron en el accidente están estables. Gracias a todos los que actuaron tan rápido en los eventos imprevistos». El 3 de junio, la institución actualizó la información, confirmando que los menores fueron dados de alta del hospital el 31 de mayo y el 3 de junio, respectivamente, y que ambos están recibiendo apoyo psicológico, al igual que otros niños que presenciaron el suceso.
La directora, Donna Lourens, no respondió a preguntas de los medios, pero su asistente, Lauren van der Merwe, indicó que el caso fue remitido al Departamento de Educación de Gauteng, que ya inició una investigación para determinar las responsabilidades.
Lecciones de una Tragedia Evitada
Aunque no hubo víctimas fatales, el incidente ha generado un debate urgente sobre la seguridad en eventos escolares y recreativos. En redes sociales, usuarios recordaron tragedias similares, como el caso de Mislata, España, donde una niña murió en un accidente con un inflable en 2022. Expertos en seguridad infantil insisten en la necesidad de regulaciones más estrictas y supervisiones rigurosas para evitar que estas atracciones, diseñadas para la diversión, se conviertan en trampas mortales.
«Este accidente es una llamada de atención. Los padres deben asegurarse de que los inflables estén bien anclados antes de dejar a sus hijos jugar», comentó un usuario en X. La comunidad de Krugersdorp, aún conmocionada, se une en apoyo a los niños afectados, mientras las autoridades prometen revisar los protocolos de seguridad para futuros eventos.
Este suceso, que pudo haber terminado en una tragedia mayor, deja una lección clara: la diversión no debe comprometer la seguridad. Mientras los niños se recuperan, la investigación en curso determinará cómo evitar que un día de fiesta escolar se transforme nuevamente en una pesadilla.
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