Martín Heller tiene 23 años y es voluntario de “Hermanos de la Calle”, una fundación que ayuda a los más desamparados en Miami. Es viernes y, como es habitual, suele pasear durante varias horas en la noche por el centro de la ciudad de Miami, donde muchas personas sin hogar han encontrado en este lugar su particular refugio para vivir en la calle.
“Hay historias de todo tipo. Hay quienes fueron a la escuela, otros que estuvieron trabajando, fueron maestros. A veces por temas que uno tiene control terminan en situaciones que son complicados y si uno no tiene el apoyo de la familia, se les complica también la ayuda”, explica el joven de origen latinoamericano en declaraciones a la Voz de América.
Él colabora regularmente con esa organización para tratar de romper con el “estigma” que hay con esta población y porque, de alguna manera, considera que son uno de los grandes olvidados de esta sociedad.
“El estigma más claro se ve cuando estás en el auto y te viene un homeless: cierras la ventana y no le hablas. Nos olvidamos de que es una persona con emociones, con deseos de tener familia, amigos. A veces, les falta eso y nosotros podemos ser ese familiar o ese amigo”, comenta Heller mientras camina por una calle oscura con algunos enseres -como comida y mantas- para repartir entre algunas personas sin hogar de esta zona.
Apoyo de la comunidad de Miami
Para María Legarre, la cofundadora de “Hermanos de la calle”, “la clave es no tener un prejuicio porque estas personas en algún momento tuvieron una infancia, una niñez, una familia”, y advierte que “uno no sabe cómo puede acabar en la calle”.
Él colabora regularmente con esa organización para tratar de romper con el “estigma” que hay con esta población y porque, de alguna manera, considera que son uno de los grandes olvidados de esta sociedad.
“El estigma más claro se ve cuando estás en el auto y te viene un homeless: cierras la ventana y no le hablas. Nos olvidamos de que es una persona con emociones, con deseos de tener familia, amigos. A veces, les falta eso y nosotros podemos ser ese familiar o ese amigo”, comenta Heller mientras camina por una calle oscura con algunos enseres -como comida y mantas- para repartir entre algunas personas sin hogar de esta zona.
Para María Legarre, la cofundadora de “Hermanos de la calle”, “la clave es no tener un prejuicio porque estas personas en algún momento tuvieron una infancia, una niñez, una familia”, y advierte que “uno no sabe cómo puede acabar en la calle”.
El dolor de vivir en la calle
Hanoi Mares, un cubano de 52 años que vive en la calle desde hace tres años, cuenta que tuvo un accidente que desembocó en una depresión y perdió el trabajo. “Caí en esta situación de la cual no he podido salir”, relata.
El hombre confiesa que “es horrible” estar en la calle pero que ante lo que le ocurrió no tuvo más opción que amoldarse a este tipo de vida. “Nunca había pasado por esta experiencia, es espantoso. Te lo roban todo, te ves obligado a lidiar con personas que no tienen que ver contigo, hay muchos detalles”, comenta Mares que sueño con algún día poder vivir en una casa, como lo había hecho hasta hace tres años.
“Tengo una depresión y eso me lo impide. Pero, por supuesto que quiero tener mi trabajo, tener mi apartamento y ser independiente”, agrega el cubano que hace más de 24 años que reside en Estados Unidos tras abandonar la isla caribeña
Crece el número de desamparados en Estados Unidos
La situación en Miami no dista con el resto del país. El número de personas sin hogar en Estados Unidos ha registrado un incremento del 18,1 % este año, un aumento significativo atribuido principalmente a la escasez de viviendas asequibles.
Además de la subida del costo de la vivienda, factores como desastres naturales y una creciente llegada de inmigrantes en varias regiones del país han contribuido a este incremento, según indicaron funcionarios federales.
El Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (HUD, por sus siglas en inglés) informó que los recuentos obligatorios realizados en enero a nivel nacional identificaron a más de 770.000 personas sin hogar. Esta cifra no incluye a aquellos que están temporalmente alojados con amigos o familiares debido a la falta de un hogar propio.
Con información de AFP