Kiev y Moscú confirmaron que el suministro de gas ruso a Europa vía Ucrania cesó definitivamente el miércoles, tras la expiración de un contrato de cinco años firmado entre ambas partes a finales de 2019 y no renovado ahora debido a la guerra.
El gas ruso se ha suministrado a Europa a través de gasoductos que pasan por Ucrania desde el fin de la Unión Soviética en 1991. Ambos países están en guerra desde que Rusia invadió a su vecino el 24 de febrero de 2022.
«Hemos interrumpido el tránsito de gas ruso, es un acontecimiento histórico. Rusia pierde mercados y sufrirá pérdidas financieras», se congratuló el ministro ucraniano de Energía, Guerman Galushchenko, citado en un comunicado.
«Desde las 08:00 (05:00 GMT), no se ha suministrado más gas ruso para el tránsito vía Ucrania», anunció por su parte el gigante ruso del gas Gazprom en otro comunicado.
El contrato que permitía el abastecimiento de gas ruso a Europa a través de Ucrania se había mantenido vigente hasta su expiración pese a la guerra, beneficiando económicamente a ambas partes.
El tránsito de gas ruso a Europa vía Ucrania ascendió a 14.650 millones de metros cúbicos en 2023, según cifras oficiales.
Con el fin del tránsito por Ucrania y más de dos años después del sabotaje de los tubos del Nord Stream en el mar Báltico, Europa solo se abastecerá ahora de gas ruso a través del gasoducto TurkStream y su prolongación Balkan Stream.
El continente también importa gas natural licuado (GNL) ruso en buques cisterna.
Aunque el continente europeo intenta romper su dependencia del gas ruso desde 2022, varios países de Europa oriental aún dependen de Moscú para suplir su demanda energética.
Casi un tercio del gas ruso vendido a Europa pasaba hasta ahora por territorio ucraniano, indicó Phuc-Vinh Nguyen, director del Centro de Energía del Instituto Jacques Delors.
El resto transita por gaseoductos submarinos en el mar Negro a Bulgaria, Serbia y Hungría, o por importación de gas natural licuado (GNL) ruso en buques cisterna.
«Chantaje energético»
La situación es crítica en Moldavia, fronteriza con Ucrania, que además debe lidiar con separatistas apoyados por Rusia.
El diminuto país ya declaró el estado de emergencia por 60 días anticipando el corte ucraniano.
El pasado sábado, la empresa rusa Gazprom anunció que también suspendería el envío de gas por una disputa en torno a una deuda, lo que llevó al gobierno moldavo a denunciar «tácticas opresivas».
En la capital Chisinau, algunos residentes expresaron su temor.
«Es terrible, nadie sabe lo que pasará. Compré algunas velas y un generador», contó a AFP Cristina, una estudiante de 21 años que no reveló su apellido.
Gazprom ya redujo el suministro a Moldavia desde el inicio de la invasión, y únicamente envía gas al estado separatista de Transnistria.
Pero la estación energética en esa región apoyada por Moscú suministra dos tercios de la electricidad consumida en todo el país.
«El Kremlin de nuevo recurre al chantaje energético para influenciar las elecciones legislativas de 2025 y socavar nuestro camino europeo», dijo la presidenta de Moldavia, Maia Sandu.
La líder proeuropea fue reelecta en noviembre en unos comicios marcados por denuncias de interferencia rusa.
Sandu ofreció ayuda humanitaria a los habitantes de Transnistria, que quedarían sin calefacción en pleno invierno.
Pero las autoridades locales lo rechazaron y optaron por mantener su lealtad a Moscú, indicó Alexandru Flenchea, un exfuncionario gubernamental especializado en esa región.
«Totalmente irracional»
La Unión Europea dice estar «preparada» para el corte del gas suministrado vía Ucrania, que corresponde a solo 5% de los 10.000 millones de metros cúbicos que importa el bloque.
«La Comisión (Europea) ha estado trabajando más de un año preparándose para un escenario sin el gas ruso que transita por Ucrania», indicó el bloque el martes.
Señaló que la UE ha fortalecido su infraestructura de gas en los últimos años y brindado «suministros alternativos» a los países afectados.
Eslovaquia es el único país del bloque afectado después de que Austria decidió en diciembre finiquitar su contrato de largo plazo con Gazprom.
El primer ministro eslovaco, Robert Fico -uno de los pocos aliados del Kremlin en la UE-, criticó la decisión ucraniana y viajó a Moscú para discutirlo con Putin.
El gobernante eslovaco amenazó con cortar el suministro de electricidad que Ucrania necesita debido a los daños en su infraestructura energética después de casi tres años de bombardeos rusos.
Otro país vecino, Hungría, también cercano a Moscú, recibe la mayor parte de sus importaciones de gas ruso por el ducto del mar Negro.
Por ello, Hungría no se verá afectada por la decisión ucraniana.
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