Un terremoto de magnitud 6.7 sacudió el oriente de Cuba, a unos 40 kilómetros al sur de la localidad de Bartolomé Masó, en la provincia de Granma y dejó derrumbes. Menos de una hora antes se había registrado otro con magnitud de 6 grados.
Los fuertes terremotos tuvieron su epicentro en el mar Caribe y se sintieron con fuerza en las provincias de Granma y Santiago de Cuba, aunque también fueron perceptibles en Guantánamo, Holguín, Camagüey, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila.
Las autoridades aseguran que no hubo víctimas mortales ni heridos pero reportan deslizamientos de tierra, afectaciones en viviendas y daños en el tendido eléctrico en los municipios de Pilón, Bartolomé Masó, Manzanillo, Buey Arriba, Guisa, Jiguaní, Media Luna, Niquero, Bayamo y Campechuela.
El Faro Vargas, ubicado en la comunidad pesquera de Cabo Cruz, en el municipio de Niquero, «sufrió afectaciones notables en su estructura, mientras que los pilotes del tanque elevado del Acueducto de Guanito, también muestran daños», indicaron.
Tras los terremotos, solo en Granma hay más de 14 mil clientes sin electricidad debido a los daños en el tendido eléctrico. Fotos y videos compartidos en redes sociales muestran afectaciones en las viviendas.
Hasta el momento, los especialistas han registrado al menos 300 réplicas, de las cuales al 15 han sido perceptibles por la población.
Según datos oficiales desde el 25 de mayo de 1992 no ocurría un terremoto de gran magnitud con afectaciones importantes en la población. En 2023, Cuba registró 7.475 sismos, de los que solo 14 fueron perceptibles. El más fuerte alcanzó la magnitud de 5,9 en la escala de Richter.
El doctor en Ciencias Bladimir Moreno Toirán, presidente del Consejo Científico del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais) explicó a la prensa oficial que se esperan réplicas durante los próximos meses, «que deben disminuir en la medida en que pase el tiempo».
Con información de Martí Noticias