En una decisión que pone fin a una disputa legal de alto perfil, la Corte Suprema de Massachusetts resolvió finalmente quién debe quedarse con un anillo de compromiso, después de que una boda fuera cancelada por una ruptura.
El caso involucraba un costoso anillo de 70,000 dólares.
La disputa comenzó con la relación entre Bruce Johnson y Caroline Settino, quienes iniciaron su romance en 2016 y se comprometieron formalmente en agosto de 2017.
Johnson, quien había invertido una considerable cantidad de dinero en viajes y regalos para Settino, fue quien compró el anillo de compromiso, valorado en 70,000 dólares. Además, adquirió dos argollas de matrimonio como parte de los planes para la boda.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la relación empezó a deteriorarse.
El inicio del final de una relación
Según los documentos judiciales, Johnson alegó que Settino lo criticaba constantemente y no lo apoyaba en momentos difíciles, incluyendo cuando él fue diagnosticado con cáncer de próstata.
La situación empeoró cuando Johnson descubrió un mensaje en el teléfono de Settino que aparentemente indicaba que ella estaría “sola por unos días” y planeaba “algo de diversión” con otro hombre.
Settino negó que hubiera una relación romántica y sostuvo que el hombre era solo un amigo.
Este hallazgo provocó la ruptura del compromiso, lo que dejó el anillo de compromiso en el centro de una disputa judicial.
La pregunta principal era: ¿quién debería quedarse con el anillo? En un primer fallo, un juez de primera instancia decidió a favor de Settino, argumentando que Johnson había cancelado el compromiso de manera incorrecta al basarse en una suposición errónea de infidelidad.
¿Quién debería quedarse con el anillo?
Sin embargo, una corte de apelaciones revisó el caso y revocó ese fallo, ordenando que Settino devolviera el anillo.
Esto llevó el caso ante la Corte Suprema de Massachusetts, que fue la que finalmente emitió la decisión que aclaró la situación de una vez por todas.
La corte falló a favor de la persona que compró el anillo, independientemente de las razones detrás de la ruptura de la relación.
La decisión histórica también termina con una normativa estatal que había estado en vigor durante seis décadas, la cual requería que los jueces determinara quién había sido el responsable de la ruptura para decidir a quién le correspondía el anillo.
A partir de ahora, la regla será mucho más clara: si la boda no se lleva a cabo, el anillo debe ser devuelto al comprador.
La Corte Suprema elimina el concepto de «culpa»
En su fallo, la Corte Suprema de Massachusetts cambió la práctica que había prevalecido durante más de 60 años en el estado.
Según la norma anterior, los jueces debían determinar quién tenía la culpa de la ruptura para decidir a quién le correspondía el anillo. Sin embargo, en este caso, la corte adoptó una postura más moderna, eliminando la noción de “culpa” como criterio determinante.
Los jueces sostuvieron que el anillo de compromiso debe considerarse un «regalo condicional» que debe ser devuelto al comprador si la boda no se lleva a cabo, sin importar quién fue el responsable de la ruptura.
“Nos unimos a la tendencia moderna de eliminar el concepto de culpa en estos casos”, señalaron en su fallo. “Si el compromiso termina y no se celebra la boda, el anillo debe ser devuelto al dador”.
Este fallo de la Corte Suprema de Massachusetts marca un cambio significativo en la legislación estatal, alineándola con las leyes de otras jurisdicciones que también han eliminado el concepto de culpa en disputas sobre anillos de compromiso.
Repercusiones del caso
De esta manera, Massachusetts se une a una creciente tendencia que considera que los anillos deben devolverse si el compromiso se termina antes de la boda, sin importar los motivos detrás de la ruptura.
La abogada de Johnson, Stephanie Taverna Siden, expresó su satisfacción con la decisión, calificándola de «justa y equitativa».
«Es un fallo que se alinea con la realidad de que un anillo de compromiso es, esencialmente, un obsequio condicionado a que la boda tenga lugar», dijo.
Por su parte, el abogado de Settino, Nicholas Rosenberg, expresó su desacuerdo con la decisión, argumentando que la noción de tratar el anillo como un «regalo condicional» es una idea “anticuada” y que ya no debería aplicarse en la ley moderna.
«Este tipo de regla no refleja adecuadamente las complejidades de las relaciones modernas», afirmó Rosenberg.
¿Qué significa este cambio para el futuro?
La decisión tiene implicaciones importantes para futuros casos similares en el estado y posiblemente en otras partes de los Estados Unidos.
Con este fallo, la Corte Suprema de Massachusetts deja claro que un anillo de compromiso no es un simple regalo, sino una promesa vinculada a la realización de una boda. Si esa promesa no se cumple, el anillo debe ser devuelto.
Esto también podría influir en la forma en que las parejas manejan los anillos de compromiso y en cómo las personas perciben el valor simbólico de este tipo de obsequios.
A medida que las normas sociales evolucionan, es probable que más estados adopten este enfoque y dejen de lado el concepto de “culpa” para resolver disputas relacionadas con los anillos de compromiso.
Una decisión de amplio alcance
El fallo de la Corte Suprema de Massachusetts tiene el potencial de convertirse en un referente legal que podría ser adoptado por otros tribunales en el futuro.
Al eliminar el concepto de culpa, la corte ha simplificado el proceso judicial, haciendo que las disputas sobre los anillos de compromiso sean menos complicadas y más predecibles.
La decisión también refleja una tendencia más amplia en el sistema legal de Estados Unidos de revisar y actualizar normas que ya no se ajustan a las realidades sociales actuales.
Si bien algunos consideran que este tipo de decisiones son un reflejo de cambios en la moralidad y los valores, otros sostienen que es un enfoque más práctico para resolver conflictos legales.
Al final, el caso de Bruce Johnson y Caroline Settino no solo resolvió la disputa sobre un anillo de 70,000 dólares, sino que también sentó un precedente legal que probablemente afectará cómo se resuelvan futuras disputas sobre anillos de compromiso en Massachusetts y otros estados.