Más de 66.000 personas fueron evacuadas en Guantánamo, en el extremo oriental de Cuba, ante la inminencia de lluvias intensas que amenazan con anegar una región que aún se recupera del impacto del huracán Oscar, informó este domingo la televisión local.
El Instituto de Meteorología de Cuba alertó este domingo que una vagada, que avanza sobre los yeguas al norte de Haití, «tiene fuertes núcleos con actividad de chubascos, lluvias y tormentas eléctricas que se están aproximando al extremo oriental» del país.
Asimismo, se mantiene la vigilancia sobre una zona de bajas presiones, ubicada al sur de Jamaica, que puede convertirse en una formación ciclónica en las próximas 48 horas, añadió.
«Damos seguimiento permanente a la situación meteorológica sobre Cuba y su posible evolución», escribió en la red social X el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
Según la Defensa Civil, las fuertes lluvias de Oscar, que entraron al país el 20 de octubre como categoría uno y se degradaron después de una tormenta tropical, dejaron en Guantánamo suelos saturados y embalses que están aliviando, lo que incrementa el riesgo de inundaciones en varios municipios de esa provincia.
Las autoridades cuantifican en más de 156.000 el número de afectados por Oscar, cuyo impacto coincidió con un apagón general que dejó cuatro días sin luz a la isla, tras una avería el viernes 18 de octubre en la termoeléctrica más importante del país.
Según cifras oficiales, más de 12.000 viviendas y 600 instituciones estatales sufrieron daños constructivos durante el paso de Oscar, que también afectaron 56 km de viales y 19.200 hectáreas de cultivos, principalmente de café.
En medio del apagón, las inundaciones tomaron por sorpresa a los habitantes de San Antonio del Sur y de Imías, algunos de los cuales quedaron atrapados dentro de sus casas y debieron ser rescatados por vecinos o efectivos del ejército, según imágenes difundidas por la televisión local.
Cuba atraviesa su peor crisis desde la década de 1990, marcada por la escasez de medicamentos y combustibles, junto con apagones constantes. Todo esto, en medio de una inflación disparada y una fuerte caída de la producción agrícola.