Una alfombra vegetal blancuzca, suelo humeante y troncos de árboles calcinados quedan atrás conforme avanzan los bomberos de Ecuador para liquidar un devastador incendio forestal cerca del imponente volcán Cotopaxi, en medio de la peor sequía en el país en seis décadas.
«¡Aguaaa!», dice uno de ellos a sus compañeros a carga de una manguera a presión en el páramo de Pansache, en el centro andino.
El apagafuegos lanza el grito al encontrar lumbre bajo una gruesa capa de hojas provenientes de una espesa plantación de pino, propiedad de una empresa maderera privada.
Una inusual sequía azota a Ecuador en 2024 y ha sido combustible de casi 3.500 incendios forestales, que a diario dan tarea a los bomberos. Las llamas han consumido unas 40.000 hectáreas de vegetación en casi toda la nación, incluido Quito.
Focos de incendios
En la provincia de Cotopaxi, los focos ardientes completan casi un mes en distintos puntos de páramo, un ecosistema de alta montaña en zonas ecuatoriales, de vegetación robusta, apto para retener agua y resistir variaciones de temperatura.
Apoyados por camiones cisterna, desde donde se extienden cientos de metros de mangueras, los bomberos se internaron en el bosque de Pansache luego de tres días de lucha contra lenguas de fuego de más de 40 metros de altura.
«Parecía que las llamas iban a alcanzar al helicóptero que desde el aire arrojaba agua», describe otro brigadista tratamiento de hollín, que prefirió no ser identificado.
El viernes, decenas de ellos todavía trabajaban para localizar y enfriar «islas» remanentes, luego de que el fuego dejara en todo el país un fallecido, 39 heridos, más de 1.000 afectados y unos 44.800 animales de granja muertos.
Cambio climático y piromanía
La ola de incendios forestales se ha expandido a buena parte de Sudamérica, agravada por los efectos del cambio climático.
El incendio está «casi controlado» en un «90 a 95% (…) sobre todo en la parte donde puede progresar», dice a la AFP Carlos Baño, jefe del Cuerpo de Bomberos de Latacunga, capital de Cotopaxi.
El comandante ascendió a unos 3.700 metros de altura para observar las fumarolas que salían de la parte baja de la arboleda.
Desde allí y con el majestuoso volcán nevado Cotopaxi a su derecha, monitorea las labores de dos helicópteros que riegan agua sobre las áreas «aún por liquidar».
Peligro de reactivarse
Baño no descarta la piromanía como causa de los incendios y le preocupa el intenso sol del mediodía pues puede elevar la temperatura, reducir la humedad y favorecer al fuego, que podría reactivarse en cualquier momento.
«¿Qué fenómeno podría ocasionar un incendio a las 10 u 11 de la noche (…)? No es que es por un rayo», sostiene el jefe de bomberos, para quien el factor humano está detrás de las conflagraciones en el país. .
Las llamadas quemas agrícolas, una práctica común para deshacerse de vegetación inservible antes de una nueva siembra, son otra de las causas.
El gobierno asegura que detrás de los incendios hay manos «terroristas».
El viernes se declaró exterminado el fuego en Quito, de las peores conflagraciones en 30 años en la capital, que consumió 140 hectáreas de bosque, dejó seis personas heridas y puso en zonas de riesgo pobladas.
Sequías más fuertes y persistentes
«Todos estos incendios tienen que ver con el ser humano, que no ha tomado conciencia sobre la importancia de mantener el ecosistema» como remedio contra el cambio climático, manifiesta a la AFP la prefecta (gobernadora) de Cotopaxi, Lourdes Tibán, cuya jurisdicción es la quinta provincia con más área quemada (unas 2.600 hectáreas).
«No se cuántos años tardará para volver a sentar la vegetación ahí (en los páramos)», añade preocupada la dirigente también indígena.
En las mesetas andinas de Cotopaxi habitan animales como el cóndor, una de las aves voladoras más grandes del mundo y que está plasmada en el escudo de Ecuador.
También venados, lobos, puercos espín de la sierra, comadrejas, así como una importante microfauna como insectos polinizadores.
«Estas sequías se vuelven cada vez más fuertes, más persistentes, hay más sequía en el ambiente y por lo tanto hay mas propensión a que haya estos incendios forestales», explica a la AFP el director de la oenegé Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). ) en Ecuador, el biólogo Tarcisio Granizo.
Ecuador es uno de los países más perjudicados por las quemas en proporción a su tamaño (256.370 km2).
«Ojalá llueva, están cayendo gotitas» en Latacunga, manifiesta Tibán tras la afectación de unas 300 hectáreas de pino en Pansache.
Las autoridades declararon «controlado» un incendio que llevaba casi un mes en el altiplano de Sigchos, también en Cotopaxi, y donde ya se perdieron alrededor de 1.200 hectáreas, mucho de mortiño silvestre, una apetecida especie de arándano.
Por medio de AFP.