Carly Gregg, de 15 años, fue sentenciada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, solo media hora después de ser declarada culpable del asesinato de su madre y de intentar acabar con la vida de su padrastro en Mississippi.
La adolescente lloraba cuando el jurado anunció el veredicto de culpabilidad, tras deliberar durante dos horas. No obstante, al regresar para conocer su sentencia, se dibujó una sonrisa en su rostro.
La joven cumplirá dos cadenas perpetuas de forma simultánea por los delitos de asesinato e intento de homicidio, además de una pena adicional de 10 años por manipulación de pruebas.
Este último cargo está relacionado con su intento de esconder una cámara de seguridad en la cocina tras dispararle a su madre, Ashley, el 19 de marzo. Su defensa argumentó que Carly sufría de una grave enfermedad mental en el momento del crimen, pero no lograron convencer al jurado de su inocencia por demencia.
La fiscal Katherine Newman pidió enfáticamente al jurado que no permitiera ninguna posibilidad de libertad condicional para Gregg. Según Newman, la joven representaba un peligro latente, aunque su apariencia física fuera la de una «niña pequeña». «Tal vez la vean como la dulce Carly, pero desafortunadamente eso no es cierto», declaró la fiscal.
El tribunal escuchó que Carly, que tenía 14 años en el momento de los hechos, llevaba un diario en el que escribía pensamientos inquietantes, como «no hay Dios», «el cielo y el infierno no existen» y «escribe tu propio destino». Newman subrayó ante el jurado las dos últimas creencias, sugiriendo que reflejaban las verdaderas intenciones de la joven.
Durante el juicio, Gregg rompió en llanto al escuchar los argumentos de la fiscal, negando con la cabeza cuando esta señaló que no se conocían las razones de sus acciones, lo que generaba temor de que los hechos pudieran repetirse. Al final, cuando su abogado intentó consolarla diciendo «todo estará bien», ella respondió: «No, no lo está».
A lo largo del proceso, quedó claro que Gregg había rechazado un acuerdo previo que le ofrecía una sentencia de 40 años, optando por enfrentarse al juicio, lo que finalmente resultó en una condena mucho más severa.