Los candidatos a la Casa Blanca intentan ganarse, cada uno a su manera, el voto de los latinos: Donald Trump a ritmo de salsa y Kamala Harris insistiendo en que los entiende mejor que nadie por ser hija de inmigrantes.
Tanto el expresidente republicano como la vicepresidenta demócrata saben que un puñado de votos en siete estados podría hacerles perder las elecciones del 5 de noviembre.
Pensilvania, Arizona, Nevada, Wisconsin, Carolina del Norte, Michigan y Georgia son estados bisagra o pendulares, llamados así porque suelen decantar la balanza por uno u otro partido en función de los candidatos.
Más de 36 millones de latinos podrán votar en noviembre, es decir casi el 15% del electorado, afirma un estudio del Pew Research Center.
Y aunque tradicionalmente poco más de la mitad acude a las urnas, según el Fondo Educativo de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO), cada voto cuenta, especialmente en los siete estados que tienen las llaves de la Casa Blanca.
La influencia de los latinos se dispara en dos de ellos: Arizona, donde constituyen el 25% del padrón electoral, y Nevada (22%), pero su número también ha crecido mucho en Pensilvania y en partes de Wisconsin, como Milwaukee, donde se celebró la Convención Republicana.
Esto explica que los candidatos se movilicen más que nunca, coincidiendo con el Mes de la Herencia Hispana, que durante 30 días a partir del 15 de septiembre celebra la historia y la cultura de las diferentes comunidades hispanas de Estados Unidos.
Una madre trabajadora
Desde que el presidente Joe Biden le cedió el testigo a finales de julio, Kamala Harris se ha esmerado en acercarse a los latinos, un colectivo que suele preferir al candidato demócrata pero cuyo apoyo a los republicanos ha aumentado en los últimos años.
En las entrevistas a medios hispanos y en sus mítines Harris martillea que es hija de padre jamaicano y madre india.
«Fui criada por una madre trabajadora que llegó a Estados Unidos sola a los 19 años» y «nunca he olvidado de donde vengo», afirmó en una entrevista con una red de emisoras de radio de la comunidad hispana difundida el martes.
«Era una mujer de color con acento. Yo vi como la trataban», dijo la que es primera mujer, primera afroestadounidense y primera persona de origen asiático en ocupar la vicepresidencia del país.
Según las encuestas los latinos están muy preocupados por el poder adquisitivo y la candidata les promete apoyar «a las familias de clase trabajadora» y crear «una economía de oportunidades».
Su equipo de campaña anunció una inversión de 3 millones de dólares en radio en español durante el Mes de la Herencia Hispana para «llegar a los latinos donde estén».
Se enfocarán en los jóvenes, asistiendo por ejemplo a partidos de béisbol y peleas de boxeo.
Los republicanos también cortejan el voto de los hombres jóvenes latinos.
Reguetón y salsa
En uno de sus mítines recientes Trump contó con la presencia del artista puertorriqueño Nicky Jam, que por cierto no sabía quién era porque al presentarlo lo confundió con una mujer.
Un apoyo que ha tenido consecuencias para la carrera del músico ya que el grupo mexicano Maná anunció que dejará de colaborar con él porque «no trabaja con racistas», en referencia a la retórica antimigrante de Trump.
La salsa también se ha colado en la campaña de los republicanos con una versión del tema «Juliana qué mala eres» del dominicano Cuco Valoy.
En un anuncio, el magnate baila al son de «Kamala qué mala eres, qué mala eres Kamala».
Los conservadores hacen, además, un guiño a los hispanos religiosos.
Hace unos días Trump sorprendió en la red social Instagram con una imagen de la Virgen de Guadalupe, una de las más veneradas por los mexicanos, acompañada del mensaje «Feliz cumpleaños María».
Pero más allá de estas iniciativas mediáticas el republicano busca el apoyo de los latinos con la promesa de bajar la inflación e impulsar la economía, que repite como un mantra en sus mítines.
Con información de la agencia de noticias: AFP