El expresidente peruano Alberto Fujimori se trazó un nombre en la historia política de Perú, el país que gobernó con mano fuerte durante toda la década de 1990 y hasta iniciado el siglo XXI.
Los procesos judiciales por corrupción y violaciones a derechos humanos lo mantuvieron maniatado para volver a la vida política donde no le faltó capital político y seguidores que lo vieron como la figura potable para retomar el poder en el país.
Su arresto durante un viaje a Chile, en 2005, fue un balde de agua fría para Fujimori, que ya veía a algunos de sus principales colaboradores enfrascados en procesos judiciales.
Alberto Fujimori
Japón, en donde se había autoexiliado al abandonar la presidencia en el año 2000, rechazó entregar a la justicia peruana al excatedrático y rector universitario, proveniente de una dinastía nipona en Perú. Una prohibición legal en la potencia asiática impide entregar en extradición a sus ciudadanos y Fujimori poseeía la nacionalidad japonesa por sus padres.
Chile, en 2005, se convirtió en su sendero hacia la cárcel. El país sudamericano lo arrestó y esperó el largo proceso de extradición hasta entregarlo a la justicia peruana en 2007.
La cuestionada libertad
Cuando había pasado 16 años de su encarcelamiento, el expresidente Fujimori se vio beneficiado en 2023 por una resolución del Tribunal Constitucional de Perú que ordenaba su excarcelación “inmediata”.
Aunque en 2017 había conseguido un indulto presidencial para recobrar la libertad, no fue posible entre la turbulencia política peruana. En aquel momento el mismo tribunal que posteriormente daría luz verde a su libertad.
Al recobrar su libertad el máximo tribunal de justicia del país dictaminó “falta de competencia de la CIDH” sobre el caso y le concedió la libertad cuando el exmandatario ya estaba enfermo con un eventual diagnóstico de cáncer.
¿Por qué la figura de Alberto Fujimori se enraizó tanto en política peruana?
Alberto Fujimori, cuyo natalicio se celebra el mismo día de la Independencia de Perú, 28 de julio, incursionó de forma sorpresiva en la política peruana al ganar de forma inesperada las elecciones generales de 1990.
Sus planes fueron bien vistos por los organismos internacionales como el Grupo Banco Mundial y otras instancias de financiamiento que vieron en el ingeniero industrial, con disciplina japonesa.
No obstante los detractores de su gestión empezaron a señalar las «prácticas autoritarias» del mandatario, que en 1992.
La estabilización de la moneda con el Nuevo Sol peruano, con un valor estable de cambio ante el dólar, la inversión económica extranjera en auge en el país, con más empleo e indicadores económicos de crecimiento catapultaron su figura como un presidente eficaz.
También jugó a su favor el actuar de las fuerzas de seguridad para aplastar a Sendero Luminoso y reducirlo.
Condenas
La falta de contrapesos en el país bajo un gobierno de corte autoritario dio paso a los primeros abusos que al destaparse generaron escándalos como la esterilización forzada de indígenas.
Pero buena parte de la población vio en Alberto Fujimori la figura que dio estabilidad al país y sobre todo del crecimiento económico durante su gestión.
Al llegar a un tercer mandato en el año 2000, después de ser reelegido en 1995, la oposición ya se había fortalecido.
Con información de : Voz de América