El parlamento de Ucrania adoptó el martes un proyecto de ley que prohíbe la Iglesia ortodoxa vinculada a Rusia, en un nuevo paso de ruptura religiosa, social e institucional con Moscú, dos años y medio después del inicio de la invasión rusa del país.
La Iglesia objeto de esta decisión era antaño la más popular en Ucrania, un país con una gran mayoría ortodoxa. Pero perdió numerosos fieles en los últimos años, a medida que el sentimiento nacional ucraniano ganaba peso frente a Rusia.
Este proceso se aceleró con la creación en 2018 de una Iglesia ortodoxa ucraniana independiente de Moscú y después con el inicio en febrero de 2022 de la invasión rusa de Ucrania, abiertamente apoyada por el Patriarcado de Moscú.
En total, 265 diputados (de los 450 que tiene el Parlamento) aprobaron el proyecto de ley, que prohíbe las organizaciones religiosas vinculadas con Rusia, incluida la Iglesia ortodoxa ucraniana ligada al Patriarcado de Moscú.
Para entrar en vigor, el proyecto deberá ser rubricado por el presidente Volodimir Zelenski.
Una falsa iglesia
En mayo de 2022, la Iglesia afectada por la decisión anunció que rompía sus lazos con el Patriarcado de Moscú, pero el gobierno ucraniano considera que, en la práctica, continúa siendo dependiente de Rusia.
En Kiev, varios fieles rezaban este martes afuera de la parte del monasterio Pechersk Lavra dependiente del Patriarcado de Moscú, cerrada desde el año pasado.
«Aquí no hay política alguna. Nosotros solo venimos y rezamos por nuestros hijos y nuestros seres queridos… nunca he visto a ningún agente del KGB», declaró a AFP Svetlana, una mujer de 56 años que prefirió no dar su apellido.
En cambio, el presidente Zelenski se congratuló en redes sociales por la votación, destacando que se adoptó «una ley sobre [la] independencia espiritual» de Ucrania.
Según el diputado Yaroslav Jelezniak, las parroquias de la Iglesia afectada tendrán nueve meses para «romper sus lazos con la Iglesia ortodoxa rusa».
«Se trata de un acto ilegal que constituye una violación flagrante de las nociones fundamentales de libertad de conciencia y de derechos humanos», reaccionó un portavoz del Patriarcado ruso, Vladimir Legoida, en Telegram.
Un poco antes, la portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zajárova, también condenó la iniciativa, asegurando que es un intento de Kiev de «destruir la ortodoxia canónica y verdadera y poner en su lugar un sustituto, una falsa Iglesia», en alusión a la Iglesia ortodoxa ucraniana.
Metástasis del Kremlin
La Iglesia vinculada a Rusia cuenta aún con unas 9 mil parroquias en Ucrania, frente a las entre 8 mil y 9 mil que tiene la Iglesia ortodoxa independiente de la tutela de Moscú, según la prensa.
La eliminación de parroquias vinculadas a Moscú podría llevar meses, incluso años, ya que la prohibición de cada una de ellas deberá ser aprobada por un tribunal, según expertos ucranianos.
Según un sondeo realizado en 2023 por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev, el 66 por ciento de los ucranianos estaban a favor de que se prohibiese la Iglesia vinculada a Moscú.
Además, el 54 por ciento de los ucranianos se identificaban con la Iglesia independiente, y solo el 4 por ciento con la subordinada al Patriarcado ruso, según una encuesta realizada por la misma organización en 2022. El año anterior, en cambio, un 42 por ciento de los encuestados declaró su apego a la Iglesia independiente y un 18 por ciento, a la relacionada con el Patriarcado ruso.
«Todo es política. No puede haber nada, ya sea arte, deporte o incluso religión, al margen de la política», reaccionó en Igor, un hombre de 21 años, en el exterior de la sección del monasterio de Pechersk Lavra que pertenece a la Iglesia ortodoxa ucraniana, que permanece abierta.
«De hecho, apoyo totalmente esta prohibición», abundó, acusando a la Iglesia Ortodoxa Rusa de ser un agente del Kremlin que se ha «metastatizado tanto que lo combatiremos durante décadas».
Con información de la agencia de noticias: AFP