La región rusa de Bélgorod decretó el miércoles el estado de emergencia por los intensos bombardeos de las fuerzas ucranianas, que prosiguen su incursión en la región vecina de Kursk donde reivindicaron haber tomado 74 localidades.
«La situación en nuestra región de Bélgorod continúa siendo extremadamente difícil y tensa debido a los bombardeos de las fuerzas armadas ucranianas. Se destruyeron casas, civiles murieron y resultaron heridos», escribió su gobernador Viacheslav Gladkov en Telegram.
«Con tal de asegurar una mayor protección a la población y aportar un respaldo suplementario a las víctimas, el estado de urgencia será instaurado a nivel regional» a partir del miércoles, añadió.
Después de casi dos años y medio de guerra, Kiev trata de llevar el conflicto a territorio ruso y el 6 de agosto lanzó una operación a gran escala en la región de Kursk que sorprendió a las tropas rusas.
Kiev reivindica avances en Kursk
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, admitió el martes que había combates «difíciles e intensos» en esta zona, en la que es la mayor incursión de un ejército extranjero en suelo ruso desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Zelenski aseguró que «hay 74 poblados bajo el control de Ucrania» y que «cientos» de rusos fueron hechos prisioneros.
Según el comandante de su ejército, Oleksander Sirski, las tropas ucranianas avanzaron en la jornada «entre uno y tres kilómetros» en algunos puntos y tomaron el control de «40 km2» adicionales. En la víspera, Sirski afirmó que dominaban 1.000 km2 de territorio ruso.
De su lado, las fuerzas rusas afirmaron que habían «desbaratado los intentos» ucranianos «de penetrar profundamente» en Kursk.
Pero el gobernador regional, Alexéi Smirnov, reconoció que habían perdido el control de 28 localidades y señaló que el operativo ucraniano abarca una zona de 40 kilómetros de ancho y 12 kilómetros de profundidad en territorio ruso.
Según cálculos realizados el martes por la AFP a partir de datos del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), que se basa en fuentes rusas, las tropas ucranianas han avanzado en una zona de 800 km2 en la región de Kursk.
A modo de comparación, Rusia ganó 1.360 km2 en territorio ucraniano desde el 1 de enero de 2024, según cálculos de la AFP basados en datos de ISW.
«Paz justa»
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano, Gueorgui Tiji, aseguró el martes que no desea anexionarse ningún territorio tomado durante la operación militar en Kursk y que esta cesará si Moscú acepta una «paz justa».
La exrepública soviética se enfrenta desde febrero de 2022 a la operación militar lanzada por Moscú, que ocupa hasta el 20% de territorio ucraniano, incluida la península de Crimea, anexionada en 2014.
Las negociaciones entre Kiev y Moscú están completamente bloqueadas debido a sus exigencias difícilmente conciliables.
Zelenski dijo querer elaborar un plan antes de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, su principal aliado, que sirva de base para una futura cumbre de paz que incluya al Kremlin.
Por su parte, su homólogo ruso, Vladimir Putin, puso como condición para negociar que Kiev ceda los territorios ocupados por las tropas de Moscú y renuncie a ingresar en la OTAN, unos requisitos inaceptables para Ucrania y sus aliados occidentales.
El líder ruso acusó el lunes a Ucrania de llevar a cabo la operación en Kursk para «mejorar su posición en negociaciones futuras».
Impulso a la moral
La incursión ucraniana ha forzado la evacuación de más de 120.000 personas. También ha provocado la muerte de 12 civiles y más de un centenar de heridos, según las autoridades regionales rusas.
Para las fuerzas de Kiev, después de meses a la defensiva y cediendo terreno ante un enemigo más numeroso y mejor armado, la operación es una inyección de moral.
«No hubo victorias significativas en Ucrania en los últimos meses. Solo los rusos avanzaban», dijo a la AFP bajo anonimato un comandante en un descampado en la región de Sumy, rodeado de tanques listos para entrar en acción.
Otro militar en esa zona que participó en el ataque asegura a la AFP que «los rusos huyeron» con su entrada en Kursk. Lleno de optimismo, jura que van a «mantener el terreno».
«Nosotros también vamos a asentarnos», advierte.
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