El fatídico colapso del puente Francis Scott Key en Baltimore ha dejado desolación y dolor entre las comunidades de México, Guatemala, El Salvador y Honduras. Según las autoridades, entre las seis personas aún desaparecidas se encuentran ciudadanos de estos países centroamericanos, sumergiendo a sus familias en la incertidumbre y la angustia.
La tragedia, desencadenada por el impacto de un barco, ha cobrado vidas y ha sembrado la preocupación en estas naciones, cuyos ciudadanos trabajaban incansablemente en la reconstrucción del puente. Rafael Laveaga, representante de la Embajada de México en Washington, confirmó la presencia de ciudadanos mexicanos entre las víctimas, sin embargo, aún no se ha proporcionado una cifra precisa.
La comunidad internacional se ha conmocionado al conocer los relatos personales de quienes han perdido a sus seres queridos en este trágico evento. Miguel Luna, un inmigrante salvadoreño y padre de tres hijos, es una de las víctimas identificadas, dejando a su familia sumida en la desesperación y el dolor.
Maynor Yassir Suazo Sandoval, un hondureño de 38 años, también se encuentra entre los desaparecidos. Originario de Azacualpa, Santa Bárbara, Suazo había emigrado en busca de una vida mejor hace 18 años. Su familia, en Honduras, espera con angustia noticias sobre su paradero, manteniendo viva la esperanza de un milagro mientras enfrentan la cruda realidad de su desaparición.
Las autoridades y organizaciones locales han desplegado esfuerzos para brindar apoyo y asistencia a las familias afectadas, pero el dolor y la incertidumbre persisten. La suspensión temporal de las labores de búsqueda debido a las condiciones climáticas adversas ha añadido un peso adicional a la angustia de aquellos que esperan noticias sobre sus seres queridos.
A medida que la comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos, las familias afectadas aguardan con ansias el desenlace de esta tragedia, anhelando encontrar consuelo y cerrar este capítulo de dolor con el retorno de sus seres queridos o, en su defecto, con la recuperación de sus cuerpos para poder darles el adiós que merecen.