En la selva húmeda colombiana y bajo carpas de plástico se resguarda un comando rebelde, a las puertas de dialogar con un exguerrillero que les “inspira confianza”. Disidentes de la extinta FARC aguardan el inicio de nuevas negociaciones de paz, esta vez con el presidente Gustavo Petro.
La AFP visitó a esta facción de combatientes en el departamento de Nariño (suroeste) que nunca consideró deponer los fusiles en 2017 como sí lo hizo el grueso de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) cuando firmaron un histórico acuerdo con el gobierno en 2016.
Ellos integran el grupo de las llamadas disidencias que rechazó de plano la negociación, en tanto hay otra facción que regresó a las armas pese a haber suscrito el pacto alegando incumplimientos. Estos dos grupos de antiguos «camaradas» hoy son enemigos a muerte.
Nuevo diálogo
Pero una nueva puerta al diálogo se abrió con la llegada a la presidencia de Gustavo Petro en agosto. De pasado subversivo y primer izquierdista en el cargo, el mandatario quiere apagar el último conflicto armado de América bajo una política de negociaciones llamada “Paz total”.
Las cámaras se encienden y el comandante “Hernán Zapata” habla en exclusiva junto a ocho rebeldes de fusil y brazaletes de las FARC, la organización que en 2024 cumpliría 60 años.
Zapata pertenece al Comando Coordinador de Occidente que opera en los departamentos del Pacífico, cercanos a la frontera con Ecuador.
“En este momento tenemos un gobierno progresista que nos inspira confianza. Creemos que de pronto con él podemos llegar a hacer acuerdos que favorezcan al pueblo”, dice el rebelde de unos 50 años, lentes, barba y sombrero camuflado, mando medio del Frente 30 Rafael Aguilera.